Una inspiradora exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid reseña la historia de la revista de José Carlos Mariátegui  (*)

Rachel Spence  
8 de marzo de 2019 

Construir una exposición en torno a una revista es un esfuerzo audaz. Es aún más desafiante cuando la publicación no está dedicada exclusivamente, o incluso principalmente, a las artes visuales. Sin embargo, lacuradoras de esta nueva exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid han estado a la altura de las circunstancias. 

Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 ilustran un breve capítulo de la cultura latinoamericana en el que la política, el arte y la literatura se unen en una explosión de creatividad y apertura gracias a la obsesiva pasión de un hombre, José Carlos Mariátegui. 

Nacido en 1894 en Moquegua, sur del Perú, Mariátegui creció en Lima. Para cuando fundó la revista Amauta en 1926, ya era un escritor y editor reconocido por su práctica política marxista. A mediados de 1919 había fundado un periódico, La Razón, que defendía la reforma universitaria y los derechos de los trabajadores. Amenazado con detención y cárcel por el gobierno autoritario y capitalista peruano, encabezado por Augusto B. Leguía, partió hacia Europa a fines de 1919. 

José Sabogal. Amauta. Diseño de carátula / Archivo Mariátegui, Lima

Regresó en 1923, como él dijo, «con el propósito de fundar una revista». Esta exposición comienza con un rápido recorrido por el arte y la literatura que lo inspiraron en sus viajes. Siempre pluralista, Mariátegui se sintió atraído por la sátira cruda del supremo gráfico alemán George Groszrepresentado aquí por litografías que incluyen una de un cuarteto de soldados de bigotes marchando por la calle con una pomposidad absurda, como por la visión más seria del artista ruso Alexander Archipenko, cuya escultura de bronce estilo cubista de una mujer, «Motivo egipcio» (1917), domina una galería con grandeza hierática angular. 

Mariátegui tuvo una racha de ensueño. En Milán, se hizo muy amigo del pintor argentino Emilio Pettoruti. El retrato de Mariátegui de este último de perfil, con ojos que miran atentamente las páginas en blanco en su rodilla– captura su fervor intrépido mientras mantiene un estado de ánimo metafísico, típico del arte figurativo italiano en ese momento. Sin embargo, al mismo tiempo, Mariátegui se sintió atraído por el portador de la bandera futurista Filippo Marinetti, quien veía a la industrialización como el camino hacia un mundo fascista feliz. 

La inclusión se encontraba en el centro de la empresa editorial de Mariátegui. «Esta revista . . . no representa un grupo. Representa, más bien, un movimiento, un espíritu”, anunció al presentar el primer número de Amauta. La revista, dijo, expresaría la «vigorosa corriente de renovación en el Perú. . . [cuyos] instigadores. . . han sido llamados vanguardistas, socialistas, revolucionarios, etc.”. 

Otra línea crucial que atravesó Amauta fue el indigenismo, una ideología que defendía el sentido de conexión con las comunidades indígenas de América Latina, que estaban bajo la amenaza de la apropiación de tierras y la explotación de su trabajo. Mariátegui se refirió a los incas como «la organización comunista primitiva más avanzada en la historia registrada». Como título de la revista eligió una palabra quechua para «hombre sabio». Mientras tanto, la primera portada, diseñada por el pintor y muralista peruano José Sabogal, va estampada del solo retrato de un sabio inca en acentuados rojo y negro, sus ojos almendrados se estrechan bajo un tocado tradicional. 

La cantidad de intercambio que realmente ocurrió entre los círculos hispanos y sus contrapartes incas nunca es del todo clara. Pero ciertamente la cultura antigua ofrecía una fuente de estimulación. Aquí, una serie de obras, muchas de las cuales se reprodujeron en Amauta, incluye «Alegoría de los labradores», una pintura al óleo del artista peruano Carlos Quízpez Asín realizada en 1928 sobre trabajadores del campoRepresentados mirando al frenteempuñando sus azadas y horcas, uno con el puño levantado en solidaridad, son figuras atemporales y estilizadas, como iconos. 

Más cautivadora aún es una serie de pequeños grabados en madera de Sabogal, uno sobre la Virgen de Guadalupe y otros dos sobre mexicanos empobrecidos. Ostentando la inmediatez íntima, ventaja del grabado en madera, que Sabogal adoptó porque le recordaba el grabado tradicional en calabazas en los Andes centrales, uno representa a una pareja montada en un burro, el hombre mirando por encima del hombro al espectador como si nos reprochara la curiosidad. Otro muestra una cara de ojos feroces encajada entre su sarape hasta el cuello y su sombrero. 

Que Sabogal, un peruano de nacimiento, estuviera haciendo imágenes sobre mexicanos es típico de la naturaleza sin fronteras de la vanguardia latinoamericana. Como sugiere el título de la exposición, Amauta se situó en el crisol de una red de intercambios políticos y artísticos radicales en toda la región, con vínculos especiales con México, donde la revolución había producido cambios notables en la vida y el arte, y con Argentina, que era el hogar tanto de un movimiento vital de reforma universitaria como de una vibrante e innovadora escena literaria.

En el transcurso de su breve existencia, Amauta presentaría o revisaría el trabajo de talentos de América Latina y más allá, incluidos Jorge Luis Borges y su hermana artista Norah, Sigmund Freud, José Ortega y Gasset, y Diego Rivera. Entre las innumerables muestras que aluden a esta constelación, un grato descubrimiento incluye una copia de Hélices, Poemas (1918-1922) de Guillermo de Torre, de 1923, con una cubierta diseñada por Norah Borges en un patrón etéreo que entrelaza arcoíris y casas de campaña. También deslumbrante es una copia de Cinco metros de poemas de Carlos Oquendo de Amat. Publicado por la imprenta Minerva de Mariátegui en 1927, el poema se despliega a lo largo de cinco metros de un folleto de estilo acordeón y evoca, a través de imágenes surrealistas y cinematográficas y un diseño textual audaz, el paisaje andino donde creció su autor. Tanto Mariátegui como Amauta eran cometas destinados a volar alto y apagarse tempranamente. Aparte del riesgo de publicar una revista basada en la teoría marxista, Mariátegui era físicamente frágil y perdió una pierna por enfermedad en 1924. En 1927, año en que también fundó el Partido Socialista Peruano, fue arrestado y Amauta fue cerrada temporalmente bajo la sospecha de un “complot comunista”. 

Aunque más tarde reanudó las actividades, la oficina fue asaltada nuevamente por la policía en noviembre de 1928, esta vez por un “complot judío”, y se confiscaron documentos, revistas y correspondencia. Consciente de que estaba en peligro, Mariátegui comenzó a planear un viaje a Argentina, pero en marzo de 1930 volvió a caer enfermo. Murió el 16 de abril de ese año. 

Es imposible para una exposición hacer algo más que tocar la radiante y dispersa galaxia de ideas e imágenes que hicieron de Amauta un momento breve pero brillante en la cultura latinoamericana. Sin embargo, su legado está asegurado debido a la presencia de un magnífico archivo, vital para la creación de este espectáculo, gran parte del cual ya está disponible en línea. 

Hoy en día, con innumerables líneas de cultura disponibles al alcance de la mano, es difícil imaginar el esfuerzo necesario para crear una publicación interdisciplinaria y multinacional. Afortunadamente, este espectáculo viajará a Lima, México y Texas. Su editor seguramente aprobaría tal espíritu nómada. 

(*) Titulo original: The shortlived but brilliant Latin American journal Amauta por Rachel Spencepublicado en Financial Times Weekend Edition, 8 de marzo, 2019 (https://www.ft.com/content/9d768e04-3e94-11e9-9499-290979c9807a).  

Traducción autorizada por la autora.  
Traducido para el Archivo Mariátegui por Reina Jara Barrientos.

George Grosz, Blood is the Best Sauce, Carátula de libro / Archivo Mariátegui,Lima

Con este documentado y sencillo estudio sobre la huelga general de mayo de 1919, Ricardo Martínez de la Torre¹ pone la primera piedra de una obra, a cuya ejecución deben contribuir todos los estudiosos de la cuestión social en el Perú. El movimiento proletario del Perú no ha sido reseñado ni estudiado todavía. Los conquistadores, los virreyes, los caudillos, los generales, los literatos, las revoluciones, de este país, encuentran fácilmente abundantes, aunque no siempre estimables, biógrafos. La crónica de la lucha obrera está por escribir.

La faena no es, en verdad, fácil. Los documentos de las reivindicaciones proletarias andan dispersos en hojas sueltas o eventuales y en papeles inéditas, que nadie se ha cuidado de coleccionar. En la prensa diaria, cerrada ordinariamente al clamor de los obreros revolucionarios, es raro hallar otra cosa que una sistemática justificación de las peores represiones. Por consiguiente, para reconstruir la crónica de una huelga, de una. jornada sindical, hay que interrogar a testigos generalmente imprecisos en sus versiones, expurgar la información confusa y hostil -simple comunicado policial en la mayoría de los casos- de los diarios, buscar entre los militantes quienes conserven ejemplares de los volantes y periódicos proletarios. Martínez de la Torre ha empezado su trabajo con el «paro de las subsistencias», no sólo por tratarse de la más considerable batalla del proletariado de Lima y el Callao, sino por la versión casi completa que de este suceso y de sus antecedentes y consecuencias, encuentra en «La Razón”, el diario que durante poco más de tres meses dirigimos y sos­tuvimos en 1919 César Falcón yo, que, iniciado ya nuestro orientamiento hacia el socialismo, combatió al flanco del proletariado, con ánimo de «simpatizante», en esa vigorosa movilización de masas.

Esta circunstancia, y la de haber instado yo muchas veces a algunos compañeros a ocupar­se en la tarea a la cual se entrega hoy. Martí­nez de la Torre con una voluntad y un ardimien­to muy suyos, me autorizan a escribir estas bre­ves palabras preliminares para su trabajo, que inaugura una serie especial en las ediciones de Amauta.

La información documental de Martínez de la Torre, en este trabajo, es bastante completa. El proceso del «paro de las subsistencias», cu­ya experiencia condujo al proletariado a su pri­mera tentativa de organización sindical nacional, bajo el principio de la lucha de clases, está aquí explicado en sus principales factores y aspectos.

Los juicios del autor sobre el confusionismo y desorientación de que fatalmente se resentía la acción obrera, en esa jornada y sus prelimina­res, me parecen demasiado sumarios. Martínez de la Torre no tiene a veces en cuenta el tono incipiente, balbuceante, instintivo de la acción clasista de 1919. Después de su victoriosa lucha por la jornada de ocho horas, es esa la prime­ra gran agitación del proletariado de Lima y el Callao, de carácter clasista. La dirección del mo­vimiento, no puede presentar la línea severamente sindical, revolucionaria, que Martínez de la Torre echa de menos en ella. Por su juventud, Martínez de la Torre no aporta un testimonio personal de la lucha del 19. Juzga los hechos a la distancia, sin relacionarlos suficientemente con el ambiente histórico dentro del cual se produjeron. Prefiero hallarlo intransigente, exigente, impetuoso, a hallarlo criollamente oportunista y equivoco. Pero a condición de no omitir este reclamo a la objetividad, en mi comentario, obligado a establecer que el mérito de este trabajo no está en su parte crítica presurosamente esbozada.

Los escritores que concurrimos a la propaganda y la crítica socialistas en el Perú, tenemos el deber de reivindicar, como historiógrafos, las grandes jornadas del proletariado nacional. La de Mayo de 1919 es una de ellas. Nuestro joven y estimado compañero, debuta con acierto al elegirla para su primer ensayo de historiografía de la lucha de clases en el Perú.

 

¹Presentación de José Carlos Mariátegui en el libro: El movimiento obrero en 1919 de Ricardo Martínez de la Torre, Ediciones Minerva, 1928.

15 de abril de 2019. Jornadas sobre Archivos Personales: En ese panel dialogarán especialistas en Humanidades Digitales y archivistas que han trabajado con archivos personales con nuevas herramientas tecnológicas, para sondear los horizontes de los archivos personales en épocas de big data, inteligencia aumentada y concentración de la información en pocas plataformas. Ana Torres, coordinadora del Archivo José Carlos Mariátegui participará este Lunes 15 de abril en el panel de expertos en «Humanidades Digitales» junto con Gimena del Rio Riande (Laboratorio de Humanidades Digitales, CAICYT-CONICET) y Peter Chan (Digital Archivist de Stanford University Libraries) como parte de las Jornadas sobre Archivos Personales «Archivos personales en transición: de lo privado a lo público, de lo analógico a lo digital» en Buenos Aires, Argentina.

11 de abril de 2019. «El Archivo José Carlos Mariátegui alberga, conserva, digitaliza, organiza, visualiza y difunde publicaciones y documentos vinculados al intelectual y crítico peruano y a su revista Amauta. Incluye cartas, fotografías, dibujos, grabados, documentos administrativos y societarios, publicidad y manuscritos. Con el fin de catalizar nuevas ideas y enriquecer el conocimiento sobre la obra de Mariátegui, utiliza plataformas digitales y explora diversas estrategias que van desde el uso de las ciencias archivísticas hasta determinadas herramientas de visualización de datos.

Por ejemplo, para detectar la compleja red de colaboradores y corresponsales que articulaba la revista Amauta y rodeaba la actividad intelectual de Mariátegui, el archivo agregó e identificó por nombres, años, ubicación geográfica y temas toda la información disponible en sus registros. De esta manera, se localizaron 60 ciudades en las que Amauta circuló en Perú y más de 80 del resto del mundo, principalmente de América Latina, lo que pone de manifiesto la amplia escala de la distribución de Amauta a pesar de las limitaciones de las infraestructuras de la época. Asimismo, la extensa correspondencia de Mariátegui demuestra que las cartas fueron el principal medio de comunicación entre los agentes y colaboradores que dieron vida a la revista. Por último, la digitalización del archivo ha permitido, además de obtener una perspectiva global de los contenidos íntegros de Amauta, considerar una nueva forma de narrativa no-lineal, interconectada, de lectura y análisis de sus textos.»

Además, si desea acceder al audio de la conferencia, haga click aquí

The Economist, Apr 17th 2019

«In his writings, Mariátegui developed a distinctive revolutionary vision, which he briefly tried to put into practice when he founded the Peruvian Socialist (ie, communist) Party in 1928. Peruvian (and Latin American) socialism should not blindly copy European models, he thought. Rather, it should put the “problem of the Indian”, and thus land reform, at its heart. He believed that the Amerindian peasant communities of the Andes contained the germ of socialism.»

Para consultar la traducción de la nota, haga click aquí.

Video realizado en el marco de la exposición «Redes de Vanguardia. Amauta y América Latina 1926-1930», que se inauguró en febrero del 2019 en el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, España.

9 de marzo de 2019. «Both Mariátegui and Amauta were comets destined to fly high and burn out early. Aside from the risk of publishing a journal grounded in Marxist theory, Mariátegui was physically frail, having lost a leg to illness in 1924. In 1927, the year he also started the Peruvian Socialist party, he was arrested and Amauta temporarily closed under the suspicion of a “Communist plot”. Although he later resumed activities, the office was again raided by police in November 1928 — this time on the grounds of a “Jewish plot” — and documents, journals and correspondence were confiscated. Aware that he was in danger, Mariátegui started to plan a trip to Argentina, but in March 1930 he fell ill again. He died on April 16 of that year.»

3 de marzo de 2019«El Museo Reina Sofía mantiene hoy abierta al público la exposición Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930, dedicada a la influyente revista peruana fundada por el escritor, periodista y pensador marxista José Carlos Mariátegui.

La muestra, comisionada por Beverly Adams y Natalia Majluf, recoge más de 250 obras de diferentes artistas reproducidas en Amauta durante los cuatro años en que circuló y una selección inspirada en los intercambios que se dieron en las páginas de la revista de la publicación.

Según el catálogo de la exposición, la recopilación del material fue posible gracias a la colaboración del Archivo de José Carlos Mariátegui y abarca diversos medios y formatos, desde pintura, dibujo, escultura y fotografía, hasta piezas de arte popular y documentación.»

28 de febrero de 2019. «Pero, sin duda, el plato fuerte del panorama peruano es Redes de vanguardia, Amauta y América latina, 1926-1930, una mirada erudita e «intelectual», como la definió sin ahorrar elogios la curadora de la Americas Society, Gabriela Rangel. Amauta revisa las tendencias de la modernidad y fija posición frente al indigenismo, a partir de la revista fue una Pica en Flandes de la modernidad americana. Organizada por el Blanton Museum de Texas y el Mali de Lima, cuenta con el aval curatorial de Natalia Majluf, buena amiga de los argentinos y encendida protagonista de la escena peruana contemporánea. Entre los artistas exhibidos se cuentan los argentinos Pettoruti y Norah Borges, el peruano Martín Chambí y el gran muralista mexicano Diego Rivera. Un exposición de laboratorio y archivo, con múltiples conexiones para entender un tiempo americano que fue fecundo en el despertar del siglo XX.»

20 de febrero de 2019. «Amauta, que en quechua se podría traducir por «sabio» y que da nombre a la muestra, es la revista que el editor y mecenas José Carlos Mariátegui publicó en el país andino entre 1926 y 1930. Concebida inicialmente como un lugar de encuentro para la vanguardia burguesa imperante del momento histórico, la publicación acabó evolucionando hacia una plataforma de debate entre los artistas que venían del nacionalismo y los del internacionalismo y entre los que pugnaban por imponer el localismo indigenista frente al criollismo más europeizante. Entendida como una tercera vía de diálogo artístico, la gaceta permite radiografiar el punto de fuga de las vanguardias en América, que rechazaron casi por completo la adopción del surrealismo en favor del expresionismo o el neocubismo.»

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